Radical:
El diccionario de la real academia española (DRAE) dice acerca de éste
vocablo:
Del lat. tardío radicālis, y
este der. del lat. radix, -īcis 'raíz'.
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
2. adj. Fundamental o esencial.
3. adj. Total o completo. Cambio radical.
4. adj. Partidario de reformas extremas. U.
t. c. s.
5. adj. Extremoso, tajante, intransigente.
En el mundo de hoy, el hombre de
hoy, busca vivir sosegado. La falta de paz produce una búsqueda desesperada de
cualquier cosa que se le parezca, aunque sea un pequeño y debilitado fragmento
de quietud.
Pareciera que nos conformamos con
lo que hay y que estamos obligados por alguna misteriosa fuerza, a aceptar la
basura que el mundo ya no nos ofrece, sino que nos exige que consumamos, en la
que quiere nos sumerjamos.
Como esclavos autómatas sin
voluntad los humanos marchan aceptando los cambios exigidos por “el sistema”.
Cualquiera que ose levantar la
voz contra el señor de éste mundo, llámese “sistema”, moda, actualidad, o (sin
máscaras) satanás (1ªJuan 5:19), es acallado sin escrúpulos, señalado con el
dedo y arrojado a la jauría de zombis esclavos subyugados por el poder
reinante.
Dentro de este asfixiante
panorama no existe lugar para la palabra radical. Para los que se niegan a
servir al déspota.
Los que
somos inflexibles en nuestro pensamiento, seremos siempre confrontados y
acusados de amargos, desconformes e intransigentes; y en verdad lo somos.
Apelando nuevamente al DRAE podemos allí leer:
Transigir
Del lat. transigĕre.
1. intr. Consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o
verdadero, a fin de acabar con una diferencia.
2. tr. Ajustar algún punto dudoso o litigioso, conviniendo las partes
voluntariamente en algún medio que componga y parta la diferencia dela
disputa.
Entonces sí, soy intransigente,
sí, soy radical, porque Dios y su palabra lo son. Dios no tolera el pecado, de
hecho nadie le verá sin santidad (Heb12:14) (1ªP.1:16) (Lv.11:44) porque Dios aborrece
al malo (Sal.5:4,6).
Dios y su palabra son inmutables
a pesar del tiempo (Heb.13:8).
No puedo darme el lujo de ser
pusilánime, de permanecer neutral o de buscar conciliación entre lo
inconciliable. No puedo consentir ni en parte, con lo que no es justo a los
ojos de Dios, ni tampoco retroceder o callar: “el que retrocediere no agradará a mi alma” (Heb.10:38) y:
“no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch.4:20)
El cristianismo “Siglo XXI” mundanalizado,
tibio, displicente, de guante blanco, que timorato no se atreve a ensuciarse
las manos, que como el movimiento mariguanómano y hippie de los 60´s, solo
predica “paz y amor”, una “paz” de mentirosa y falsa falacia proclamadora de
una fantasiosa ausencia de problemas en lugar de seguridad en medio de ellos,
“un amor” meloso, palagosamente repugnante, que no admite disciplina,
sacrificio, sufrimiento, obediencia, renuncia, entrega, que le da asco al Señor
y que le provoca vomitarte de su boca limpia(Ap.3:16), un ”amor” que solo busca
lo sensual, que predica el “todo te irá bien”, el “exígele a Dios que te
bendiga” incitándote a creer que tú, miserable y arrastrado mortal, tienes el
derecho de reclamarle cosa alguna al Dios todopoderoso creador del universo y
que se puso en tu lugar, que sufrió por ti tan solo por amarte.
Pero aún queda un remanente, un
puñado de fieles al Señor sin reclamar condiciones, que no alzan la voz, que en
silencio e intimidad profunda con su Señor, no cesan de pelear “la buena
batalla” de la que habla Pablo, que no hablan, actúan. Que transpiran, que
avanzan sin miedo hacia la lucha, sabiendo que solo tienen prometido el
combate, no la victoria, esa pertenece al Rey. Cuyo mayor honor es morir
peleando por su Dios, pues la muerte no es un enemigo, ni es de temer, tan solo
es el paso final antes llegar a Dios.
2ª Tim.1:7-9 dice: “Porque no nos ha dado
Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Por
tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso
suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de
Dios, quien
nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según
el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos”
Entonces, como dije, sí soy intransigente, sí
soy radical, no me puedo conformar a una iglesia pusilánime, pues esa es la
definición de ésta iglesia moderna, prostituida y corrupta pues eso dice el
diccionario:
Pusilánime:
Del lat. pusillanĭmis.
1. adj. Dicho de una persona: Falta de ánimo y valor para tomar
decisiones o afrontar situaciones comprometidas. U. t. c.
s.
El tiempo
del fin viene y satanás arrulla y mima a un pueblo que se dice cristiano y de
fe, pero que adolece de ella. Que cierra sus ojos cuando ve que hay gente a
nuestro alrededor cayendo en racimos al infierno todos los días. Dios nos
pedirá cuenta de ello, así como de nuestra negligencia por aquellos hermanos
que en silencio están dando su vida y mudos se están yendo a la presencia de
Dios, en lugares donde mandan el hambre, las pestes, los gobiernos y pueblos
islámicos, orientales o de cualquier otro esbirro de satanás. “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y
homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos
tendrán su parte el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. “(Ap. 21:8)