martes, 14 de agosto de 2018

Radical




Radical:
El diccionario de la real academia española (DRAE) dice acerca de éste vocablo:
Del lat. tardío radicālis, y este der. del lat. radix, -īcis 'raíz'.
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
2. adj. Fundamental o esencial.
3. adj. Total o completo. Cambio radical.
4. adj. Partidario de reformas extremas. U. t. c. s.
5. adj. Extremoso, tajante, intransigente.

En el mundo de hoy, el hombre de hoy, busca vivir sosegado. La falta de paz produce una búsqueda desesperada de cualquier cosa que se le parezca, aunque sea un pequeño y debilitado fragmento de quietud.
Pareciera que nos conformamos con lo que hay y que estamos obligados por alguna misteriosa fuerza, a aceptar la basura que el mundo ya no nos ofrece, sino que nos exige que consumamos, en la que quiere nos sumerjamos.
Como esclavos autómatas sin voluntad los humanos marchan aceptando los cambios exigidos por “el sistema”.
Cualquiera que ose levantar la voz contra el señor de éste mundo, llámese “sistema”, moda, actualidad, o (sin máscaras) satanás (1ªJuan 5:19), es acallado sin escrúpulos, señalado con el dedo y arrojado a la jauría de zombis esclavos subyugados por el poder reinante.
Dentro de este asfixiante panorama no existe lugar para la palabra radical. Para los que se niegan a servir al déspota.
Los que somos inflexibles en nuestro pensamiento, seremos siempre confrontados y acusados de amargos, desconformes e intransigentes; y en verdad lo somos. Apelando nuevamente al DRAE podemos allí leer:

Transigir 
Del lat. transigĕre.
1. intr. Consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con una diferencia. 
2. tr. Ajustar algún punto dudoso o litigioso, conviniendo las partes voluntariamente en algún medio que componga y parta la diferencia dela disputa.

Entonces sí, soy intransigente, sí, soy radical, porque Dios y su palabra lo son. Dios no tolera el pecado, de hecho nadie le verá sin santidad (Heb12:14) (1ªP.1:16) (Lv.11:44) porque Dios aborrece al malo (Sal.5:4,6).
Dios y su palabra son inmutables a pesar del tiempo (Heb.13:8).
No puedo darme el lujo de ser pusilánime, de permanecer neutral o de buscar conciliación entre lo inconciliable. No puedo consentir ni en parte, con lo que no es justo a los ojos de Dios, ni tampoco retroceder o callar: “el que retrocediere no agradará a mi alma” (Heb.10:38) y: “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch.4:20)
El cristianismo “Siglo XXI” mundanalizado, tibio, displicente, de guante blanco, que timorato no se atreve a ensuciarse las manos, que como el movimiento mariguanómano y hippie de los 60´s, solo predica “paz y amor”, una “paz” de mentirosa y falsa falacia proclamadora de una fantasiosa ausencia de problemas en lugar de seguridad en medio de ellos, “un amor” meloso, palagosamente repugnante, que no admite disciplina, sacrificio, sufrimiento, obediencia, renuncia, entrega, que le da asco al Señor y que le provoca vomitarte de su boca limpia(Ap.3:16), un ”amor” que solo busca lo sensual, que predica el “todo te irá bien”, el “exígele a Dios que te bendiga” incitándote a creer que tú, miserable y arrastrado mortal, tienes el derecho de reclamarle cosa alguna al Dios todopoderoso creador del universo y que se puso en tu lugar, que sufrió por ti tan solo por amarte.
Pero aún queda un remanente, un puñado de fieles al Señor sin reclamar condiciones, que no alzan la voz, que en silencio e intimidad profunda con su Señor, no cesan de pelear “la buena batalla” de la que habla Pablo, que no hablan, actúan. Que transpiran, que avanzan sin miedo hacia la lucha, sabiendo que solo tienen prometido el combate, no la victoria, esa pertenece al Rey. Cuyo mayor honor es morir peleando por su Dios, pues la muerte no es un enemigo, ni es de temer, tan solo es el paso final antes llegar a Dios.
2ª Tim.1:7-9  dice: Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
  Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”
 Entonces, como dije, sí soy intransigente, sí soy radical, no me puedo conformar a una iglesia pusilánime, pues esa es la definición de ésta iglesia moderna, prostituida y corrupta pues eso dice el diccionario:
Pusilánime:
Del lat. pusillanĭmis. 
1. adj. Dicho de una persona: Falta de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas. U. t. c. s.

El tiempo del fin viene y satanás arrulla y mima a un pueblo que se dice cristiano y de fe, pero que adolece de ella. Que cierra sus ojos cuando ve que hay gente a nuestro alrededor cayendo en racimos al infierno todos los días. Dios nos pedirá cuenta de ello, así como de nuestra negligencia por aquellos hermanos que en silencio están dando su vida y mudos se están yendo a la presencia de Dios, en lugares donde mandan el hambre, las pestes, los gobiernos y pueblos islámicos, orientales o de cualquier otro esbirro de satanás. “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. “(Ap. 21:8)

No hay comentarios:

Publicar un comentario